domingo, octubre 08, 2006

...pronto va a amanecer

“Cuanto más oscuro está es por que pronto va a amanecer”. Eso fue lo que salió de los labios de mi sensei Ferusan cuando me miró y supo de inmediato, a través de mis ojos, que mi alma estaba pasando por un mal momento.

Los detalles no fueron necesarios, él tiene el don de la intuición. Cree en el destino. Yo no. Sin embargo, pongo mucha atención a los sabios consejos, aunque no los lleve a cabo, irónico.

Acababa de tener una conversación en donde la cantidad de las palabras no fue lo doloroso, sino su calidad, casi mortal. Rasposas, cortantes, hirientes, quejumbrosas y sarcásticas. Reprochando mis acciones, mis malas decisiones.

Ciega, estaba, y furiosa. Frustrada por los planes tirados a la basura. Anhelando hasta el cansancio poseer nuevamente la motivación y positivismo que me caracterizaba.

Los tiempos cambian y sobretodo, las personas. Aquellas que están contigo ahora y que no lo estarán más. Las que estuvieron y se fueron. Las que vendrán y se irán también. Recuerdos son los que permanecen. Vivencias llenas de una inmensa gama de colores. Unas claras veraniegas, unas oscuras invernales.

“Cuanto más oscuro está es porque pronto va a amanecer”, que razón tuvo.

El sol sale después de una tormenta acompañado de un hermoso arco iris. Un par de ojos distintos, cuando menos me lo esperaba. Allí, justo allí, mientras buscaba respuestas y trataba de resolver el caos.

Está amaneciendo, después de una larga, agotadora y melancólica noche. Una chispa se ha encendido dentro de mí y ha provocado que mis cenizas se levanten en el aire como un torbellino acompañado de vivo fuego.

Reviven letras del pasado que, empolvadas, yacían guardadas en mi baúl de los secretos. Como las amo, ellas viven en mí. Quieren ser rescatadas.

No es necesario anhelar ser niño para vivir con plenitud. Todos somos niños, si queremos serlo. Sólo debo darle la oportunidad de salir, de expresarse y de dejarle ser, tal como en el pasado, cuando fui feliz.

Estaba perdida de mi misma y ahora me he encontrado. Me emociono y sobresalto de alegría al reconocerme. Cuánto ha pasado querida, me da gusto saludarte. Bienvenida de vuelta a mi mundo, ven, acompáñame, caminemos tomadas de la mano, juntas… para siempre.

Rubí Kim.